Es lamentable que tengamos que decir adios cuando sabemos que no debemos. Desgarra el alma y confunde nuestro espíritu al ver un rostro triste por nuestra causa. ¿Nuestra causa? O tal vez fuerzas y decisiones ajenas a nuestra voluntad. Es la primera vez que escribo en el blog; lo hago triste, he tenido que despedir a lo más próximo que tengo como hijo. Vi su rostro cuando mi voz quebrada le decía bye, sus ojos grises me decían ¿Por qué? Acaso no todos nos equivocamos y tenemos derecho a una segunda oportunidad. Lo vi irse y con él se fue algo de mí.
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