EN EL DÍA DE LA MUJER: Las R de mi vida
Mi segunda R no me dio la vida; pero me afirmó a ella, no estuve atado por nueve meses a cordón
umbilical, nos ata por siempre el cordón eterno del devoto amor. Bella y
virtuosa mujer es mi segunda R. Llegó a mí con la precisión de un plan de Dios,
su presencia me hizo temer la soledad, no hay melodía que suene bien si no se
está en compañía del ser que completa tu ser. Recordé que era hijo del
convenio, recordé qué es lo que Dios espera de mí y fue así como unimos
nuestras vidas. Mi cónyuge ayudó y luego continuó la obra de mamá: cuida de mí
con dedicación, orienta mis pasos, fortalece mis debilidades, ayuda a construir
mis sueños, cuando es necesario se pone severa para amonestar. No sorprende su
fortaleza de cuerpo y espíritu, es virtud de mujer, a primera hora preocupada
de los alimentos para luego ir al trabajo, ya al atardecer hasta altas horas de
la noche preparando material para el día siguiente, meditando, simulando
situaciones que mañana realizará con sus alumnos. Antes de dormir organizando
todo para el siguiente día, revisando horarios de los niños, preguntando por la
ropa que me pondré… Incansable mujer dedicada las horas del día a sus seres
queridos y en horas de sueño, soñando cómo mejorar la casa, cómo mejorar la
familia. Es ella mi universidad, de ella aprendí y aprendo las mejores materias
para un hogar exitoso y feliz. Gracias flaquita, gracias R, mi madre tenía
razón cuando dijo que contigo me saqué la lotería. Eres mi inspiración, si he
mejorado como persona, es gracias a ti, si algo he logrado en la vida es
gracias ti, gracias por haberme dado el regalo más maravilloso que se puede dar
a un hombre: la paternidad. Es maravillo retornar a casa y encontrarte, con una
sonrisa y un abrazo me das la bienvenida y la pregunta de siempre: Qué tal tu
día. Es un gozo sin descripción ver tu rostro antes de descansar y sea tu faz
lo primero que vea en el nuevo día, espero se prolongue por muchos años más. Mi
Rosa de ayer, de hoy, mi Rosa de siempre, mi gran R eres la música que pone
ritmo a mi vida, eres poesía que forma al amor perfecto.
Mencioné mi paternidad, es ahí donde están mis otras dos R.
La primera vio el sol el mes de la patria; la segunda, el mes de la Villa del
Sol. Ambas de voluntad férrea, extremada inteligencia, humildes ante Dios, de inigualable
belleza; sacrificadas hermanas, amorosas hijas. Han crecido tanto que ahora nos
cuidan, protegen y recriminan si fuera el caso. Vidas que convierte la casa en
verano, nos regalan racimos de alegría, usan el ingenio para hacernos
reflexionar, encaminan nuestros equívocos. Instalan carcajadas permanentes, “que
pasa viejo, la vida es un carnaval” me dicen si estoy nostálgico consiguiendo
dibujar sonrisas en mi rostro. Si me pongo severo dicen “no digas”
contagiándonos su alegría. Raiza y Roxette son el amor hecho carne, el azúcar
del café, la miel del panal. Así, así mi vida es feliz con las tres R que me
quedan. Gracias por hacer de mí un hombre dichoso, ustedes son mi trinidad, son
la razón que da razón a mi vida, son la vida misma.
No debo dejar de mencionar a otras mujeres que si ser R, moldearon
parte de mí como proyecto de un hombre mejor. María y Jesús, mis abnegadas
hermanas son la prolongación de mamá. De niño ocultaban nuestras travesuras a
fin de no ser amonestado, vigilaron nuestros estudios, enjugaron nuestro llanto,
enderezaron nuestros caminos, nos dieron el pan, nos dieron abrigo, nos dieron
amor… Y aun hoy, a pesar de los años idos me tratan como a un niño y yo sigo sintiendo
calor abrazador en sus brazos. Las amo; de la memoria jamás podrá borrarse los
momentos felices vividos, los momentos difíciles sufridos, ustedes siempre,
siempre a nuestro costado para sostenernos, para sufrir con nosotros, para reír
con nosotros. Papá, mamá y todos en casa nos sentimos orgullosos de ustedes,
baluarte de la familia como unidad.
Hay otras dos mujeres que sin ser sangre de mi sangre son
vida de mi vida. Bibi, mi abnegada suegra. Me adoptó como su hijo, me trató
como su hijo, me quiso como hijo. En ausencia de mamá estuvo ella, Bibi, para
consolarme, sosegarme, sostenerme. Generosa en extremo, virtuosa cabal. Con sus
actos me enseñó el desprendimiento, a no esperar nada a cambio cuando se hace
lo justo. Bibí fuiste Himno Dominical que calma nuestras aguas, eres eco que
nos recuerda lo correcto. Ana, mi dedicada Ana, como dirían los jóvenes mi “cuñis”.
Heredera de la preocupación ancestral por el bien común. Mi bella cuñada es mi
hermana, aquella que siempre está preocupada por todos, llamando a todos para
saber cómo están, si toma conocimiento que alguien esta delicado o en
problemas, no sé cómo hace pero llega y ahí está ayudando y ayudando. Mi afecto
sincero Anita, eres bravío río que no acepta muro, agua que corta
inquebrantable roca.
En este especial día, día de la mujer, debo decir que el hombre
se completa con la mujer, que el hombre es
realmente hombre cuando voluntariamente se une a una mujer y en esa
unidad la protege, la cuida, la ama, la respeta.
A todas las mujeres del mundo FELIZ DÍA:
MUJER
TIERRA QUE DA VIDA
HORNO INAGOTABLE DE PAN
MAR QUE BAÑA NUESTRAS COSTAS.
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